Aquel
caluroso mediodía de principios de Junio de 1923
era desagradablemente
bochornoso para todos los habitantes del pueblo. Aún no era hora de
ir a la playa, por lo que la gente se dedicada a esperar a que el sol
fuera menos intenso bajo la sombra de los árboles. Las blancas
sábanas estaban colgadas a secar, perfectamente tendidas, y la luz
del sol que intentaba atravesarlas, simplemente era tamizada por
estas.
Pero
a mí me gustaba el calor, sobre todo aquel angustioso bochorno.
Estaba sentada en el porche trasero de mi casa, en las escaleras de
madera que bajaban al jardín. Mamá estaba sentada en la mecedora.
Más bien estaba rígida y estática, como una tabla, porque no
quería sudar ninguna una gota ni arrugar su precioso vestido.
-Querida,
no estás haciendo nada. Haz algo productivo, siempre que no molestes
a tu padre, que está muy ocupado con el trabajo-. Dijo mi madre, con
su típica frialdad.
-¿Y
qué sugiere, madre?- Reproché.
-No
lo se, ¿parar de dar golpes con los pies en el suelo?- preguntó,
con cierto tono de ironía-. Esos zapatos te los han hecho a medida y
los han traído de París, no te quejes y trátalos bien-. Continuó,
intransigente.
-¿Irá
hoy a la playa?- Pregunté.
La
verdad, no sabía por qué le preguntaba si iba a la playa. Se supone
que a la playa se va a bañarse y a tomar el sol, ¿no? Pues mi madre
iba a la playa a sentarse en una silla delante de una gran mesa en
compañía de otras damas, sin que ni un rayo de sol les molestase,
ya que tenían un gran toldo encima de sus cabezas. Así estaba ella
todos los veranos desde que yo tenía memoria.
-Hoy
no, iré a tomar el té con la señora Dean, la señora James y las
señoritas Havisham. Puedes venir, si te apetece, y siempre que no
digas ninguna de las barbaries típicas de ti.
-Prefiero
no ir, no me gusta aguantar a mujeres que sólo se desviven por
bordar y por competir por cuál de sus casas es mejor.
-¡Eleanor!
No me gusta que hables así. Muestra la educación que te hemos dado
tu padre y yo. Esta noche la vas a mostrar. Vamos a la fiesta de los
señores Strokefield-. Dijo, y ya iba a protestar cuando prosiguió-.
Y nada de protestas.
-¿Y
qué me pongo?- Pregunté.
-El
vestido verde que te regaló tu tía Maddison el mes pasado.
-Vale.
Y ya no le molesto más. Adiós-. Me levanté, cogí mi sombrero y el
libro que estaba leyendo en mi regazo y me encaminé rumbo a
cualquier lado.
-Si
ves a tu hermano dile lo de esta noche-. Oí decir a mi madre antes
de llegar a la calle.
“Voy
a tener suerte si lo encuentro”,
pensé, ya que mi hermano Allan siempre se iba tan pronto como
acababa de comer, y solía volver siempre tarde.
Todos
los veranos desde que nací los había pasado en Swanage, un
pintoresco pueblo en el sur de Inglaterra donde familias como la mía
veraneaban allí; y tras ellos volvía a mi casa en Cambridge. Mi
padre apenas disfrutaba del verano, ya que se lo pasaba recibiendo
llamadas y visitas de sus clientes de Londres, y allí era muy
reconocido.
A
mi me gustaba aquel lugar, pero apenas tenía amigas. No era
sociable. Las únicas amigas que de verdad lo eran para mí eran
tres: Marie, Jeannette y Sarah. Las tres eran de Swanage, y siempre
me recibían con cariño. Después estaban las insoportables hijas de
las amistades de mis padres, a quienes tenía que aguantar si no
quería ganarme quedar en casa el resto del verano, sólo por el
capricho de mi madre de que fuese amable con la gente. Pero yo no era
así y detestaba acudir a reuniones sociales.
El
único que de verdad me entendía era Allan. Éramos mellizos, aunque
él era el mayor, y siempre me cuidaba y me defendía como si yo
fuese una niña pequeña aunque tuviésemos la misma edad. Él y yo
siempre no pelábamos, pero siempre me perdonaba, o yo lo perdonaba a
él. Acabábamos de cumplir los diecisiete años, y comparando su
enorme libertad, yo estaba enjaulada en un mundo de bordar y recibir
clases de piano. Pero yo ansiaba más. Ansiaba ser más que una dama
que se quedaba en casa viendo cómo los hombres disfrutaban teniendo
todos los derechos y más.
Mi
hermano se llevaba bien con todo el mundo, era un amor, porque era
agradable hasta con la gente amiga de nuestros padres a la que yo no
soportaba. Y él andaba con los niños de papá que veraneaban en el
pueblo como nosotros. Teníamos los mismos ojos esmeralda, pero su
pelo era castaño y rizo, mientras que el mío era de color avellana
y liso .
Caminaba
por el bosque de camino a la cala donde todos los jóvenes de Swanage
iban cuando oí unos gritos. Salí al camino de arena blanca que
conducía a la cala y me encontré a un grupo de chicos peleándose
y llamándose barbaridades los unos a los otros. Los puñetazos
volaban. Conocí algunos rostros vagamente. Y de repente reconocí a
mi hermano entre los quince jóvenes que allí había. Y por suerte
llevaba un vestido ligero y corrí fácilmente. Los demás jóvenes
pararon de pegarse en cuanto me vieron, pero mi hermano y el chico
con el que se estaba peleando no pararon.
-¡Allan,
para!-. Grité.
-Vete,
El-. Me dijo, llamándome por mi nombre cariñoso. Y en su despiste,
el otro chico de propinó un puñetazo que lo tiró al suelo. Pero
Allan se levantó y yo me interpuse en su camino. Su contrincante
estaba respirando, y sangraba por la nariz.
-¡Escúchame,
por el amor de Dios!- Grité aún más, pero él tiraba de mí y yo
de él, haciendo fuerza, pero él era mucho más fuerte que yo. Al
final cedió.
-Vale-.
Dijo sin quitar la vista del chico con el que se peleó, al que se
dirigió-. Esto no queda así, que te quede claro, mamón.
-Ya,
para que venga tu novia a defenderte-. Contestó el otro.
-Allan,
cállate-. Dije antes de que él contestara.
Todos
estaban en camisa, algunos con tirantes puestos y otros sin ellos,
que estaban tirados en el suelo.
-Cuando
quieras acabamos esto-. Logró decir, alterado, mi hermano.
Y
el grupo del chico con el que se peleó Allan se fue, y los amigos de
mi hermano se acercaron a nosotros. Casi todos sangraban, pues los
chicos locales eran mucho más fuertes que los amigos de mi hermano.
-Allan,
mira que eres estúpido. Siguiéndole el rollo a la gente te metes en
problemas-. No era la primera vez que se peleaba, pues a él le
encantaban las peleas.
-Hey,
El, vamos, no te enfades-. Dijo con tono suplicante.
-Sí
que me enfado. Vente a casa pronto, vamos a la fiesta de los
Strokefield. ¿Tus amiguitos no van?- Dije, con mala gana. Sus amigos
ya sabían que los odiaba-. Ala, adiós, manada de caníbales
incivilizados.
-Dejadla,
es así-. Se disculpó mi hermano, mientras yo me iba en dirección a
la playa, la misma dirección que cogieron los que se pelearon con el
grupo de mi hermano.
Como
la pelea me había quitado las ganas de todo, me senté en una
tumbona de madera y tela que había para sentarse. Pronto volví a
casa a arreglarme. De camino, me encontré a mi hermano, y nos
juntamos. No pronunciamos palabra ninguna, porque ninguno estaba de
humor para eso.
Me
maquillé ligeramente. Me vestí. Me peiné. Me puse los zapatos
negros de charol negro que tenían tacón. Aunque quisiera, nunca
podría llegar a la altura de cualquier chico de más o menos mi
edad, porque yo era algo bajita. Protesté entre dientes maldiciendo
a toda la gente que iba a a la estúpida fiesta, que era más por
negocios que por entretenimiento.
Mi
madre prefería que a aquella clase de eventos sociales fuéramos en
calesa de caballos, y así que me acomodé en uno de los asientos a
la izquierda de mi hermano. El gran bigote blanco de papá estaba
resaltaba con su traje de noche tan elegante, y mi madre llevaba un
vestido rosa palo, cubierta con su chal de plumas de aves tropicales.
Allan llevaba un traje negro, y realmente parecía un caballero, tal
y como lo era mi padre.
El
atardecer me dejó ver las nubes naranjas que se extendían por el
horizonte, y yo respiré hondo antes de enfrentarme a la
sociabilidad.
me ha encantado!!!
ResponderEliminarsube pronto, un beso:)
http://lacomplicadavidadeunaadolescente.blogspot.com.es/
Hola! wuu :D me encanta leer blogs que apenas van comenzando su historia XD así no me aburre leer tantos capitulos, haha, bien, me ha gustado el inicio de la novela! El buscando a su hermano y é peleandose por allá! me gustaría saber la razón pero todo a su tiempo :B, pobre de El, también me aburriría al ir a una fiesta donde nadamás van por lucirse ante los demás -w- me gusta que sea de otra epoca tu novela :D espero y continues pronto C:! saludos!
ResponderEliminarPues hala ya me tienes otra vez aquí. Vale, soy muy... ¿cómo decirlo? ¿Metomentodo? Aunque claro, con lo que me gusta leer y tus historias de las que más no me puedes reprochar nada :P
ResponderEliminarVale, paro ya que parezco tonta. LO DICHO. QUE ADORO TU HISTORIA!! Y QUE TE SIGO, ¿COMO NO SEGUIRTE Y COMENTARTE Y LEERTE? SI ES QUE ES IMPOSIBLE.
Sube pronto, prontísimo por favor!!
Te dejo mi blog por si quieres pasarte: http://lookafteryou-paula.blogspot.com/
UN BESAZO!!!! :D :D :D
Ya tienes otra fan!!
ResponderEliminarPasate x mi blog q está actualizado.